
El partido contra el Columbus Crew fue un microcosmos del declive de Atlanta United. Más allá de la épica remontada que ilusionó a los fanáticos, la derrota 5-4 es un espejo de los problemas estructurales que aquejan al club.
La fragilidad defensiva del equipo fue brutalmente expuesta en tan solo 40 minutos, cuando el Columbus Crew anotó cinco goles, incluyendo un hat-trick de Diego Rossi, una hazaña que subraya la vulnerabilidad del equipo local.
A pesar de terminar el partido con más tiros a puerta que el rival, Atlanta no logró concretar. Esto señala una falta de efectividad y un problema más profundo que va más allá de los jugadores en el campo. La responsabilidad es compartida.
El cuerpo técnico, dirigido por Ronny Deila, no ha logrado armar una defensa sólida ni ha encontrado la fórmula para que el

talento ofensivo, incluido el capitán Miguel Almirón, se traduzca en victorias consistentes.
Filadelfia es el líder de la conferencia este y le llevas 31 puntos de diferencia. A esta altura de la temporada, el equipo de Georgia ya está fuera de los playoffs.
Por su parte, la gerencia y el dueño Arthur Blank, han sido criticados por una serie de decisiones erráticas que han minado la estabilidad del club. La constante rotación de entrenadores y los fichajes que no han encajado en la filosofía del equipo, han creado un ambiente de incertidumbre.
La imagen de un equipo dominante y bien gestionado se ha desvanecido de 2018 a la actualidad, dejando a los aficionados de la ciudad de Atlanta con la incertidumbre de que el club pueda reencontrar el camino que lo llevó a la cima hace casi una década, donde todo era alegría.